El policarbonato es muy
flexible porque puede manejarse o curvearse a su temperatura ambiente, sin
necesidad de recibir una fuente de calor directa, sin que presente fallas en su
composición como quebraduras, cuarteaduras o grietas en su estructura.
También se vuelve líquido en cierto punto alcanzado de calor, por esa razón se
le considera también un plástico termoestable.